sábado, 11 de septiembre de 2010

Dar o no dar




Se dice que hay que dar para recibir. Que es lo que tú estás haciendo para que este principio se cumpla? Probablemente no creas para nada en esto. O quizás sí creas en esto.El principio es universal, sencillo y funciona: dar multiplica, el que da recibe. Es sencillo como eso, cuando das pones a circular tu dinero y al donar lo haces de la mejor manera: ayudando a alguien que lo necesita.
Todos en la vida actuamos movidos por intereses de las forma más variadas, no hay nada de inmoral o poco ético en dar para recibir. Dar es tan lindo como recibir, es un flujo constante, un equilibrio divino.
Después de dar, olvídate, ten la certeza de que el universo en su infinita sabiduría sabe organizar las vías para que aquello que das regrese multiplicado, no trates de saber cómo, eso te bloquea mentalmente y corta el flujo natural y divino del universo.
Es indispensable para que el dar cumpla su función en el engranaje de tu prosperidad es dar con amor y con liberación. No es lo mismo el dar para que te vean o hacerlo por rédito político; ahí no entra el amor .
Recuerda que todo en la vida es energía, ese dinero que das lleva tu energía, allí vas tú, va un parte de tí, si ese parte de tí tiene miedo de quedarse sin ese poco o reniega o da con resistencia, esa energía irá allí y eso mismo es lo que regresará a tí. Asi no va, no tiene que ser así.
No hay excusa para no dar, aunque nada tengas. Si tu sueldo es magro, da el 1% de lo que te ingrese. Si no tienes ningún sueldo entonces busca en tu casa de qué cosas puedes prescindir que estén en buen estado y busca a alguien que les pueda dar una utilidad real, que les pueda dar un valor y un uso. Si no tienes nada para donar en tu casa entonces dona tu tiempo, busca un servicio de voluntariado o ayuda a cuidar niños sin familia, a leer a ancianos en residencias para la tercera edad, usa tu imaginación: siempre, siempre, siempre hay algo que puedas dar, algo de ti con que puedas ayudar. Pero recuerda que el dar debe ser regular y con amor y liberación.
Cuando comiences a hacerlo piensa en el bello servicio que estás prestando, céntrate en eso y como siempre agradece a Dios, al universo, el tener la posibilidad de ayudar a otro ser humano que merece tanta prosperidad y abundancia como tú…

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